Tarancón, tiene una historia, un pasado que tal y como sucede en el resto de nuestro país esta marcado por esa contienda que se luchó entre 1936 y 1939. La importancia histórica de aquella Guerra, va más allá de toda duda y las consecuencias de la victoria del fascismo todavía, aunque parezca las estamos padeciendo. La ley de la memoria histórica, ley aprobada por el PSOE con el apoyo de otras formaciones entre ellas IU es un avance en el reestablecimiento de esa memoria.
Tarancón fue un importante centro para las Brigadas Internacionales, ejemplo universal de solidaridad, ejemplo para toda la humanidad de los mejores valores del ser humano, la ayuda al desvalido, la lucha por los valores democráticos. Gentes venidas de todas partes del mundo a luchar por un gobierno legítimo que a la postre fue masacrado por los intereses de unos pocos. El Hospitalillo, Hospital de Santa Emilia o como le queramos llamar es un espacio que fue utilizado por estos defensores de la libertad para ayudar a la población civil y los combatientes del frente. En más de una ocasión hemos manifestado nuestro malestar frente a la dejadez de los sucesivos alcaldes frente al patrimonio histórico Taranconero, y en concreto nuestra negativa a que el “centro” de debate de estos últimos días acabe en la larga lista de edificios históricos desaparecidos en este pueblo.
Hace unos días en la prensa local, y en la oficial del Ayuntamiento, nos haciamos eco de que se había recibido a historiadores y estudiosos de la guerra civil y que entre otros edificios se había visitado el Hospitalillo lo cual nos hizo pensar que realmente se tomaba en cuenta el valor histórico del patrimonio. Días después sin embargo se anuncia a bombo y platillo el derribo para la construcción de una residencia de ancianos. Desde esta asamblea, pedimos, lo primero coherencia y segundo, respeto por la historia de este pueblo que como ha podido comprobar no se limita a los taranconeros sino a gentes de todo el mundo que arriesgaron su vida y en muchos casos la perdieron por venir a defendernos del fascismo. Rectifique, y piense fríamente si usted quiere derribar lo que no pudieron derribar ellos, los del bigote y los saludos falangistas.
